Carta del mes de Marzo



Queridas hermanas /nos y amigos todos que no seguís por internet,  es
una alegría de nuevo ponernos en contacto a través de estas humildes
letras.
En primer lugar quiero hacer mención a nuestro Papa Francisco, nunca
he tenido duda de que la iglesia esta asistida por el Espíritu Santo,
se han despejado todas incógnitas y quinielas de los medios de
comunicación,  sobre este o aquel cardenal papable, la verdad es, que
nunca aciertan, porque se quiere hacer una iglesia con visión humana y
de tejas para abajo.  A veces que ridículos nos presentamos los
hombres ante Dios,  intentando acomodar  nuestra inteligencia y
limitaciones  ante la grandeza  de la Iglesia constituida por
Jesucristo, hace más de dos mil años.
En el poco tiempo de pontificado de nuestro queridísimo    Papa
Francisco ya nos ha marcado un camino en su primera homilía con un
lema     CAMINAR, EDIFICAR, CONFESAR  y dice así. Caminar. Casa de Jacob:
“Vengan, caminemos en la luz del Señor”. Esta es la primera cosa que
Dios dijo a Abraham:   “Camina en mi presencia y sé irreprensible”.
Caminar: nuestra vida es un  camino. Cuando nos detenemos, la cosa no
funciona. Caminar siempre, en presencia al Señor, a la luz del Señor,
tratando de vivir con aquel carácter irreprensible que Dios pide a
Abraham, en su promesa.        Edificar. Edificar la Iglesia, se habla
de piedras: las piedras tienen consistencia; las piedras vivas,
piedras ungidas por el Espíritu Santo. Edificar la Iglesia, la esposa
de Cristo, sobre aquella piedra angular que el mismo Señor, y con otro
movimiento de nuestra vida, edificar.
Tercero, confesar. Podemos caminar todo lo que queramos, podemos
edificar tantas cosas, pero si  no confesamos a Jesucristo, la cosa no
funciona. Nos convertiríamos en una ONG (Organización  No
Gubernamental) de piedad, pero no en la Iglesia, esposa del Señor.
Cuando no caminamos, nos detenemos. Cuando no se construye sobre la
piedra  ¿qué cosa sucede? Pasa aquello que sucede a los niños en la
playa cuando construyen castillos de arena, todo se desmorona, no
tiene consistencia. Cuando no se confiesa a Jesucristo, me viene la
frase de León Bloy   “Quien no reza al Señor, reza al diablo”. Cuando
no se confiesa a Jesucristo, se confiesa  la mundanidad del diablo, la
mundanidad del demonio.
Caminar, edificar-construir, confesar.  Pero la cosa no es así de
fácil, porque el caminar, en el construir, en el confesar a veces hay
sacudidas, hay movimientos que no es justamente del camino: es
movimiento que nos echa para atrás.
Este Evangelio continúa con una situación especial. El mismo Pedro que
ha confesado a Jesucristo, le dice. “Tú eres Cristo, el Hijo de Dios
vivo. Yo te sigo, pero no hablemos de Cruz. Esto no cuenta”. “Te sigo
con otras posibilidades, sin Cruz”. Cuando caminamos sin Cruz, cuando
edificamos sin la Cruz y cuando confesamos un Cristo sin Cruz, no
somos Discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes,
cardenales, papas, pero no discípulos del Señor.
Quisiera que todos, luego de estos días de gracia, tengamos el coraje
- precisamente el coraje- de caminar en presencia del Señor, con la
Cruz del Señor; de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que
ha sido derramada sobre la Cruz; y de confesar la única gloria, Cristo
Crucificado. Y así la Iglesia irá adelante.
Deseo que el Espíritu Santo, la oración de la Virgen, nuestra Madre,
conceda a todos nosotros esta gracia: caminar, confesar Jesucristo.
Así sea.
Que las palabras del  Papa  Francisco nos ayuden en nuestra tarea y en
nuestro caminar por la tierra, porque  “la mies es mucha y pocos los
obreros”.
Para terminar y cambiando de tema, los planos de la iglesia nueva ya
es tan muy avanzados, hemos visto algún adelanto en borrador, cuanto
tengamos el proyecto definitivo lo pondremos en internet para que lo
podáis  ver,  D. Juan Carlos nuestro párroco está muy ilusionado,
está trabajando lo indecible para sacar adelante las obras y nosotros
estamos todos hechos una piña con él,   y nuestro apoyo de los que
estamos aquí  como los que estáis fuera no le va a faltar nunca.
Me despido de todos vosotros con un abrazo:
 Luís Rodríguez Gutiérrez      Hermano Mayor